jueves, 28 de enero de 2010

La niña

Esta es la historia de la niña que vivió más años que la luna, que cantó de celeste hacia azules inigualables, azules inalcanzables, ni los más aventureros pinceles podrían llegar a pisar una de sus entrañas. Ni la más creyente y fiel paleta cromática podría pisarle los talones, no, es único, pintado en el rostro de una suave niña, pintoresca y aparecida.
Oh, que bellos ojos linda y suave niña, que lindo pelo llevas.
Esta niña que paso de celeste a azul, que paso de carretera a mar adentro, muy adentro, perdida entre tantas algas y medusas que azotan en la orilla, que reclaman territorio, que nublan pero reparan las heridas, con su sal, arde , pero cura.
Sus ojos son espejos de lo divino, divino pero perdido, ¿qué mundo llevas enredado en tus pupilas, niña? que sentimiento tan fuerte es el que emanas desde tu corteza.
Siento como el pensar te estresa, como la vida ardua te quema, te derrite, como una botella de plástico, pero esta no se bota, sirve de adorno. Tu cabello termina siempre enredado entre tus neuronas, pobres neuronas, de un celeste pasaron a un azul oscuro, oscuro y perdido, azul marino llamémoslo con un término popular, llamémoslo con un sólo susurro popular. Un sólo susurro y la niña se pierde, se hunde como el ancla de un gran barco, se hunde como zapatos de cemento, como una gran bola de acero.
Los ojos de la niña ya no son celestes, son azules, perdidamente azules.

No hay comentarios: